José Luis García Martínez, Profesor del Instituto Europeo de Salud y Bienestar social
El uso de Internet nos ofrece interminables posibilidades de buscar información, consultar medios de comunicación, formación y entretenimiento o gestionar nuestras redes y relaciones sociales. La hiperconexión podría estar causando cambios en nuestro cerebro, no necesariamente negativos, y los científicos señalan que es preciso llevar a cabo más estudios e investigaciones. Según Joseph Firth, investigador principal en el NICM Health Research Institute, Western Sydney University sugiere que el uso de internet afecta a tres áreas cognitivas:
1. Las capacidades de atención: Firth, que ha trabajado con un equipo internacional de investigadores de las universidades de Western Sydney , Harvard , Kings College, Oxford y Manchester , concluye que el desarrollo tecnológico y digital puede producir alteraciones tanto agudas/puntuales como sostenidas/crónicas en áreas específicas de la cognición que, a su vez, pueden reflejar cambios en el cerebro y afectar a nuestra atención y concentración.
2. Los procesos de memoria: la enorme cantidad de información a la que accedemos en internet cambia la forma en que almacenamos y valoramos el conocimiento.
3. La cognición social: La capacidad de relación social, debido al establecimiento de entornos sociales on line favorecen otras formas de interacción y de relación incidiendo en la autoestima, la autoimagen y la deseabilidad social.
Por un lado, la permanente conexión digital ha mejorado la forma de aprender una gran cantidad de nuevas habilidades y formas de interactuar con/en la sociedad, lo que podría provocar cambios neuronales.
Pero también, esta conexión digital permanente está adquiriendo un alto grado de competencia para captar nuestra atención, a la vez que produce un cambio global en la forma en que recopilamos información y nos conectamos.
Como ejemplo, se ha demostrado que incluso las interacciones simples con Internet a través de la pantalla táctil del smartphone producen alteraciones neurocognitivas sostenidas debido a los cambios neuronales en las regiones corticales asociadas con el procesamiento sensorial y motor de la mano y el pulgar
Neuroplasticidad del cerebro
Cabe destacar que numerosas investigaciones a lo largo de los años han demostrado de forma convincente que el cerebro es maleable y responde a las demandas y estímulos gracias a su capacidad de neuroplasticidad. La neurocientífica Sandra Jurado, investigadora del Instituto de Neurociencia de Alicante CSIC-UMH, asegura que el cerebro mantiene una actividad constante y recibe información de forma ininterrumpida para crear las conexiones necesarias a las que recurrimos cuando recordamos algo.
Demasiado tiempo frente a la pantalla
En los últimos 30 años Internet ha aumentado su presencia por todo el mundo. Actualmente, según el Informe Digital 2019 de Hootsuite, casi 4.500 millones de personas lo utilizan, habiendo aumentado en un 9% respecto al año anterior. Según Gartner, ahora en 2021 hay en el mundo 25.000 millones de dispositivos conectados. España ya cuenta con 6,5 millones de objetos conectados (excluyendo dispositivos de consumo), consiguiendo en 2018 un incremento de un millón de ellos, entre los que se encuentran vehículos, aparatos de teleasistencia, de pagos bancarios, electrodomésticos, sistemas de seguridad, sensores de gestión de infraestructuras…
La gran cantidad de dispositivos electrónicos interconectados que nos rodean nos obligan a realizar una reflexión acerca del uso que hacemos de la red. La antropóloga Amber Case, líder visible del movimiento calm technology o “tecnología calmada”, aboga por un uso más racional de la tecnología: no utilizar la tecnología de forma que cambie nuestra forma de comunicar, alejarnos de aquellos programas o dispositivos que nos generen un especial estrés o dedicarle el menor tiempo o atención posible a los aparatos electrónicos.
La hiperestimulación a la que nos exponemos a través de las pantallas y la hiperconexión digital constante pueden generar una sensación de más dispersión y estrés, además de cansancio, según la psicóloga española especializada en nuevas tecnologías Gabriela Paoli.
Según un estudio muy reciente, de la revista Nature, realizar dos o más actividades con medios digitales al mismo tiempo empeora la atención de los individuos y genera fallos en la memoria. “Hallamos pruebas de que la capacidad para mantener la atención contribuye a explicar la relación entre mayor multitarea y peor memoria”, según, Kevin Madore, autor principal del estudio e investigador en la Facultad de Psicología de la Universidad de Stanford.
La revista Forbes publicaba recientemente un artículo sobre lo difícil que es no distraerse y las consecuencias que tiene la distracción sobre la productividad y el éxito no solamente laboral, sino en la vida en general. También un estudio del Profesor Dan Gilbert de la Universidad Harvard, concluyó que más del 45% del tiempo que estamos despiertos, no estamos prestando atención a lo que estamos haciendo, ni siquiera dónde está yendo nuestra mente.
Las distracciones, dependiendo de su tipología, no afectan de igual manera al rendimiento como nos demuestra el estudio publicado en la revista Cerebral Cortex, donde investigadores del Beckman Institute for Advanced Science and Technology (Universidad de Illinois, EEUU) han comprobado que las distracciones negativas si interfieren con nuestra capacidad para mantener la concentración. Pero una distracción emocional positiva tiene menor impacto en nuestra eficacia a la hora de conseguir llevar a cabo una tarea en términos de rendimiento. La conclusión a la que han llegado es que ambas afectan el cerebro y pueden producir respuestas emocionales igualmente intensas y que las distracciones positivas están relacionadas con un mayor rendimiento, en comparación con la distracción negativa.
Esta respuesta del cerebro podría explicar por qué podemos seguir realizando tareas con la misma eficacia cuando experimentamos una distracción positiva: tales distracciones tienen efectos menos negativos en las áreas del cerebro involucradas en la habilidad de mantenerse concentrado, aumentando la actividad en las áreas que nos están ayudando a hacer frente a la distracción.
REF. BIBLIOGRÁFICAS
Eagleman, D. (2020) Livewired: the inside story of the ever-changing brain. Pantheon Books, Nueva York, Estados Unidos.