Orígenes del Bienestar Digital

Bienestar | Prevención

Jose Luis Potin. Digitalwellbeing lead en Flexxible IT, Profesor de Transformación digital para RRHH en IEBS.

El concepto Bienestar Digital, aunque ha tenido una especial relevancia como consecuencia de la digitalización acelerada del puesto de trabajo en la pandemia, es un área que ocupa y preocupa a investigadores y psicólogos ya desde finales de la primera década de este siglo. La conjunción de dos fuerzas, internet y los teléfonos móviles, con una expansión sin precedentes en el mercado, cambiaron radicalmente nuestra relación con la tecnología, proporcionando un nivel de información y de opciones para las relaciones sociales, muy superiores a nuestra capacidad de asimilación, en un contexto de inmediatez y ubicuidad. Internet se redujo al tamaño de un móvil y nació el concepto “Siempre Conectados”, beneficioso para el negocio, pero perjudicial para la salud cuando se aplica sin control.

Ayudar a los más vulnerables

Los primeros trabajos sobre el bienestar digital tienen como objetivo ayudar a los más vulnerables; jóvenes y niños que añaden al ya excesivo consumo de televisión, la interacción con sus teléfonos móviles, que a su vez terminan convirtiéndose en el medio de comunicación principal con su entorno social. En 2010, Google publica la “Guía de Bienestar Digital para familias”, se trata de ayudar a los padres para que sus hijos hagan un uso racional y saludable de los dispositivos móviles, comienza el interés del sector por ayudar a los usuarios a controlar el uso de la tecnología.

En 2012, el trabajo de Tristan Harris director de producto en Google, desarrolla una iniciativa para diseñar productos pensados en las personas, minimizar la distracción y respetar la atención, Harris se convierte en el primer diseñador ‘ético’ de productos tecnológicos y funda en 2016 la fundación “Time Well Spent” (Tiempo bien aprovechado) con el objetivo de ayudar a las personas a hacer un uso eficiente de la tecnología.

Bienestar asociado a la actividad profesional

En 2015, un estudio sobre hábitos de trabajo digitales en las empresas francesas concluye que sólo un 25% de los directivos dejan de utilizar el correo electrónico en el tiempo de descanso, se desencadena el debate sobre la necesidad de controlar el uso de las tecnologías, que culmina en una nueva ley del trabajo (Francia 2016) que regula el consenso entre empresa y empleados para fijar un tiempo máximo de trabajo ‘online’.

El concepto de bienestar asociado a tecnología es el protagonista del informe sobre competencias digitales de la Comunidad Europea de 2016 (DIGCOMP), y es explícitamente mencionado en el área de Protección de salud y bienestar que desarrolla la competencia de “Ser capaz de evitar riesgos para la salud y amenazas para el bienestar físico y psicológico utilizando tecnologías digitales”.

Los estudios de mercado de este mismo año muestran que una fracción importante de usuarios declaran efectos negativos de la tecnología, el 49% pasa más tiempo del deseado navegando por internet y el 48% sacrifica su tiempo personal y de descanso para interactuar con dispositivos digitales (OFCOM UK 2016). En el entorno profesional se advierte del excesivo tiempo dedicado a la interacción con la tecnología en detrimento de las tareas diarias, y comienzan a extenderse los estudios sobre los efectos de la multi tarea en la productividad y en el tecnoestrés. El origen de estos hábitos se atribuye al diseño multi ventana de los dispositivos digitales que permite abrir varios programas, documentos y navegar por diferentes páginas a la vez. Una nueva funcionalidad tecnológica que nos induce a desviar nuestra atención repetidas veces en corto espacio de tiempo, de esta forma la multi tarea se va convirtiendo en uno de los principales motivos de distracción y baja productividad.

La necesidad de cuidar el bienestar se generaliza

En 2018, el sector tecnológico se vuelca en el bienestar digital; Apple, Facebook, Google, Instagram y YouTube anuncian herramientas para monitorizar el tiempo de uso del móvil y mejorar la interacción para prevenir los efectos negativos de la hiper conectividad en la salud de las personas, el debate sobre el bienestar digital se generaliza con nuevos análisis y propuestas.

“The Economist” publica el informe sobre programas de bienestar, con una encuesta a 500 ejecutivos de RRHH. Alrededor del 70% de los encuestados consideran prioritarias las iniciativas que se centran en el impacto del consumo digital, al igual que las políticas que promueven el bienestar digital.

Las empresas comienzan a desplegar iniciativas más allá del control del uso de correo electrónico. Telenor (telco escandinava) pone en marcha el programa “Workfulness” basado en el principio de que, para trabajar eficazmente, el cerebro racional debe prevalecer sobre el cerebro impulsivo. Las iniciativas se centran en atenuar las distracciones e incorporar estrategias de desconexión para los empleados. Entre ellas están las reuniones sin tecnología, las horas de trabajo sin correo electrónico y el “tiempo de concentración” que permite a los empleados gestionar su propia disponibilidad mediante mensajes de respuesta automática. Vodafone es otro ejemplo, con una aplicación para ayudar a los empleados a gestionar diferentes aspectos de su bienestar, y en base a su actividad digital, ofrecer recomendaciones de hábitos de trabajo saludables.

Y llegó el tsunami

En 2020, llegó el tsunami de la digitalización, la mayoría de los trabajadores cambiaron a un modelo de teletrabajo, con una aceleración sin precedentes de la digitalización del puesto de trabajo, en pocos meses muchos experimentaron 10 años de transformación digital que ha cambiado irreversiblemente su forma de trabajar con nuevas oportunidades y desafíos.

Microsoft en su informe “The Work Trend Index” (2021), reporta alarmantes cambios en el uso de la tecnología digital en el trabajo; el tiempo de reuniones “online” se ha duplicado, la reunión media dura 10 minutos más (de 35 a 45’), se envían un 45% más de mensajes a la semana y un 42% fuera del horario laboral. La fatiga digital se convierte en un elemento prioritario, el 54% de los encuestados se siente sobrecargado de trabajo, y el 39% muestra signos de agotamiento. Las consecuencias no solo son contraproducentes para las personas, sino también para las empresas, con un 41% de los empleados considerando el cambio de empresa.

Aunque se va extendiendo el debate sobre el impacto del uso no controlado de la tecnología, las empresas están tardando en implantar soluciones efectivas. No se trata simplemente de limitar el uso de la tecnología, sino de utilizarla de forma eficiente, tomando consciencia del uso que hacemos y desarrollando las habilidades digitales para sacar el mejor partido de una forma saludable. Nuestra relación con la tecnología es cada vez más intrínseca, llegaremos a tener un grado de dependencia como el que tenemos con la naturaleza o los alimentos, de la misma forma que hemos aprendido a tener una relación equilibrada con estos, podemos aprender a relacionarnos con la tecnología para obtener el máximo beneficio con bienestar.

Referencias:
  • “Digital Well-Being”. Developing a New Theoretical Tool For Media Literacy Research. Marco Gui et al.
  • DOING WELLBEING WELL , The Economist 2018 report
  • The need for a digital rebalance. Bank Workers Charity (2019)
  • The Next Great Disruption Is Hybrid Work—Are We Ready? (Microsoft 2021)
Jose Luis PotinAutor: Jose Luis Potin
Jose Luis Potin es Digitalwellbeing lead en Flexxible IT. Profesor de transformación digital para RRHH en IEBS. Ha desarrollado su carrera profesional en las áreas de consultoría, y comercial en fabricantes de software como Oracle, Unit4 y Digital Equipment Corporation.

 

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